viernes, 30 de noviembre de 2007

No news, Good news?





(Publicado en Coaching Magazine nº10. Noviembre 2007)

Aún recuerdo la cara de mi cliente cuando entró en mi despacho. Estaba preocupado. Una compañera y amiga había ido hace dos días a reunirse con un cliente muy importante de una embajada europea y aun no tenía noticias del resultado de dicha cita. Mi coachee suele ser una persona bastante tranquila así que decidimos conceder algún tiempo a la espera y seguir con nuestras tareas diarias. Comentando su intranquilidad con un compañero de Sevilla, le recordó la famosa cita anglosajona “No news, good news”.

La verdad es que tras escuchar estas palabras se relajó y pensó que esta sentencia guardaba una certeza absoluta. Llegó a la conclusión de que si hubiese ocurrido algo grave o si hubiese sucedido algún imprevisto, seguramente ya le habrían llegado esas noticias y lógicamente tendría que haberse puesto a trabajar en ello. Si no se le había requerido aun para nada, eso sólo debía hacerle suponer que era cierto y que realmente no había nada de lo que preocuparse.

¿Pero realmente es así? ¿Realmente debemos dejar de preocuparnos cuando no tenemos noticias de alguien? Imagina no llamar a tu familia o amigos escudado en que al no recibir noticias suyas, eso significa que todo va bien. Imagina no preocuparte de los empleados o compañeros escudándote esa misma creencia.
Pero siguiendo esa misma línea argumental, imagina que tus compañeros, dando por sentado que todo está bien, tampoco caen en la necesidad de preocuparse por ti. ¿Cómo te sentirías? Y lo que es aun más importante ¿Qué tipos de creencias y sentimientos se forjarían mientras gobierna esa falta de comunicación?

Ahora extrapola eso a tu coachee. Los coaches estamos en ocasiones demasiado ocupados en nuestro día a día. No digo que no les concedamos prioridad a nuestros clientes o que estos no nos importen, si no que en ocasiones, nuestra apretada agenda de compromisos nos lleva a no atender el expediente de un cliente hasta un par de días antes de la siguiente sesión. Pero si las sesiones se realizan con carácter mensual y un cliente no está realizando su plan de acción o trabajando sus limitaciones. ¿No sería demasiado tarde?

Muchos clientes pueden encontrarse solos ante momentos cruciales y eso les fortalecerá y tendrán que desarrollar las habilidades y técnicas que durante las sesiones se hayan trabajado. Pero ¿y la apatía o la falta de compromiso?

Todo coach se ha encontrado alguna vez con un cliente que tras el periodo entre sesiones, se presenta sin el plan de acción ejecutado. En ese momento, te puedes poner serio y hacer ver al cliente que esa no es la actitud que necesita para conseguir su objetivo. Incluso algunos coaches dirían que ese es el momento de trabajar el por qué no ha conseguido llevar a buen término ese plan de acción y a partir de ahí crear una nueva línea de trabajo. En ocasiones es cierto que el coachee choca frente a una tarea porque es en ésta donde se encuentra su quiebre.

Sin embargo, ¿no deberíamos tener los caches un mayor compromiso con el plan de acción y de alguna manera llevar un seguimiento de las tareas de nuestros coachees?. Ya sé que algunos coaches experimentados estarán pensando que esto supondría un mayor esfuerzo sin remuneración, con lo que su planteamiento de honorarios se vería afectado. ¿Realmente un mail entre sesiones para interesarse por sus progresos conlleva tanto esfuerzo? Con ello se reduciría el tiempo de reacción a la mitad y el proceso sería mucho más efectivo y valido para el cliente.

El mail del que hablamos, tras una presentación cercana que demuestre que estamos al día de su proceso, podría constar de las siguientes preguntas genéricas:

1.- De lo acordado en la última sesión ¿Qué tareas has realizado ya?
2.- ¿Cómo te has sentido al realizarlas?
3.- ¿Estás planteándote no ejecutar alguna de las tareas acordadas?
4.- En caso de que realmente no creas que puedes alcanzar alguna de las tareas ¿Podrías decirme los motivos?

Estas preguntas harían dudar y plantearse de nuevo a nuestro cliente su decisión de no seguir trabajando en caso de que estas existan. Si lo que en la cabeza del coachee existe es dejadez o apatía, entonces le recordaremos que debe ocuparse de su plan de acción.
Finalmente el mail podría despedirse con ánimos para nuestro coachee, según el estilo de cada uno obviamente.

Los clientes nos contratan para alcanzar un objetivo, no para convertirnos en cómplices de sus limitaciones. Debemos ayudarles a que alcancen sus metas y debemos perseverar en ello.
Si creemos en una consecución del éxito a través de la ejecución de las pequeñas metas en las que el coachee se implica, debemos ser garantes de su pleno cumplimiento.
No debe importar si esto nos roba cinco minutos más de los que habíamos pensado en el proceso, tan sólo debe importarnos que estamos haciendo lo correcto y que, obviamente, el cliente nos lo agradecerá cuando alcance su objetivo de una manera más rápida y eficaz.

Teniendo esto claro y como contrapartida deberemos evitar convertirnos en tutores estrictos o incluso en personas referencia de las cuales nuestros clientes se conviertan en dependientes. Simplemente deberemos realizar un trabajo práctico de seguimiento. Por el cual, el coachee note nuestra presencia y ésta a su vez le recuerde sus obligaciones para con el proceso en el que se ha comprometido. Le recordaremos que debe ponerse manos a la obra y trabajar, ya que nadie va a regalarle nada. Buena parte del éxito de un proceso de coaching está en la capacidad de esfuerzo, trabajo y compromiso del cliente. Si estamos de acuerdo en esta premisa, incentivemos estos valores.

Además ésta fórmula de seguimiento nos aportará bastante más información y tendremos mucho más presente el proceso. Lo que nos conducirá obviamente a una mayor eficacia. Pero nunca hay que olvidar que esta herramienta no debe sustituir en ningún caso a una sesión. Tampoco debe convertirse en la puerta por la que nuestro cliente acceda cuantas veces quiera, pues debemos evitar que caiga en esa dependencia de la que antes hablábamos.

Evitaremos por tanto evaluar en ese momento el resultado de nuestra prospección en caso de que al realizar las tareas, el efecto no haya sido el deseado. Eso lo trabajaremos en la siguiente sesión. Nos limitaremos a reforzar positivamente a nuestro coachee si está realizando el plan de acción según el calendario previsto y a darle ánimos, en ocasiones y según el cliente unas veces más serio que otras, para que los realice y poco a poco se acerque a su objetivo.

Como siempre esta es la humilde opinión de un profesional que quiere hacerse un hueco en el mundo del coaching y quiere que éste se convierta en una profesión digna y con futuro.
Desde aquí intentaré compartir mis inquietudes y mis herramientas. Algunas propias y otras aprendidas de esa increíble amalgama de profesionales que esta profesión acoge. Comparte y serás feliz.

Respecto a mi cliente y su compañera de trabajo, la reunión no salió bien. Ella intentó por todos los medios forzar varias reuniones posteriores para encauzar la situación, aportar datos y valores para la contratación de nuestros servicios en la famosa embajada. Quiso demostrar que ella podía resolver la situación sin ayuda, quiso expresar su apuesta por el proyecto consiguiendo un buen cliente. Por suerte, finalmente comunicó a la empresa lo que estaba sucediendo y entre todos pudieron encauzar la situación, pero esa es otra historia.

Ahora os tengo que dejar por que me llama un amigo. Quiere saber cómo estoy.

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jueves, 29 de noviembre de 2007

La serpiente y la luciérnaga




“Cuenta la fábula que en una laguna cercana volaba una noche una joven y bella luciérnaga. Tras varios minutos observando las posibilidades que la charca le ofrecía se dio cuenta de que una astuta y vieja serpiente estaba acechando.

La luciérnaga, algo contrariada se acercó al reptil y le preguntó:

- ¿Acaso debo temer por mi vida por estar en tu ciclo alimenticio? La serpiente le contestó que no estaba en su ciclo alimenticio, de hecho la serpiente sólo comía roedores. Tras oír esa respuesta y notando la presencia de la serpiente más cerca la luciérnaga volvió a preguntar:

- ¿Entonces debo temer por mi vida por que llevas días sin comer y necesitas alimentarte urgentemente?

La serpiente contestó que no tenía hambre puesto que hace sólo un día había saciado sus necesidades para una semana. Sin embargo siguió acercándose a la luciérnaga.

- La única explicación entonces es que te he debido hacer algún mal ¿no?

Mientras contestaba a esa pregunta la serpiente, negando con la cabeza, la joven voladora se dio cuenta de que estaba a merced del reptil y mientras cerró los ojos esperando lo inevitable oyó como la serpiente le explicaba.

- Querida luciérnaga, simplemente voy a comerte porque me molesta que brilles tanto.”

Muchos de nosotros nos hemos visto envueltos en situaciones donde nos preguntamos: ¿Por qué me pasa esto si yo no he hecho nada malo?

Sencillo… porque no soportan verte brillar.

Uno de los problemas emocionales más frecuentes, la envidia suele definirse como la tristeza por el bien ajeno; un sentimiento desagradable que se produce al percibir en otro algo que se desea y que dificulta el desarrollo del que lo sufre y sus relaciones con los demás.

Se mezclan emociones de naturaleza contradictoria, como por ejemplo, el deseo de tener lo que otro tiene, la admiración por lo que otro ha conseguido, el dolor por no tenerlo, la indignación por considerar injusta la diferencia que se observa o la incertidumbre por no entender a qué se deben las diferencias que producen la envidia.

La envidia se produce como consecuencia de dos tendencias que llevan al individuo a desear lo que no tiene y a compararse con los demás.

La naturaleza destructiva de la envidia, que permite diferenciarla de la envidia sana, se refleja en que la primera origina malestar emocional; sentimiento que en lugar de ayudarle a conseguir lo que envidia, se lo dificulta.

El envidioso es incapaz de ponerse en el lugar del envidiado, para poder comprender su situación, o de sentir empatía hacia él.

¿Qué significa sentir empatía hacia alguien? Significa sentir lo que siente el otro. Y es la base de la comprensión y de la solidaridad.

La envidia origina una serie de reacciones negativas que pueden hacer que el envidioso se aísle de los demás o tenga serias dificultades para relacionarse adecuadamente con ellos.

La envidia se produce casi siempre hacia personas muy cercanas.

Entre los valores más envidiados suelen encontrarse el prestigio, el reconocimiento, el estatus ocupacional, el dinero, el poder o los símbolos y las posesiones materiales.

Para que en lugar de producirse envidia surja admiración, es necesario que las cualidades que se observan en el otro no representen una amenaza para la propia valoración.

En los ambientes en los que existe una fuerte tendencia a evaluar el rendimiento de forma individualista y competitiva hay más riesgo de suscitar envidia.

Para prevenir la envidia debemos tener en cuenta los siguientes puntos:

- La envidia es consecuencia de dos procesos psicológicos necesarios para el desarrollo de los seres humanos: el deseo y la comparación. Para prevenir la envidia no se pueden suprimir dichos procesos, sino que deben controlarse sus efectos.

- Para que los dos procesos mencionados produzcan una envidia sana, conviene desarrollar habilidades que ayuden a comprender lo que se siente y por qué se siente; convertir el malestar emocional producido por la envidia en un motor para conseguir lo que uno desea tener, y controlar la hostilidad que dicha situación puede generar, evitando que deteriore las relaciones con los demás.

- La envidia es incompatible con la empatía, que desempeña un papel importante en el desarrollo de la comprensión de uno mismo y de los otros. Para prevenir la envidia es importante tratar de estimular la empatía y, a través de ella, la capacidad para ponerse en el lugar del otro.

- La envidia se produce siempre en situaciones que son vividas como una amenaza. Por eso, para prevenirla es preciso favorecer la confianza básica en uno mismo y en los demás, desarrollar expectativas y modelos positivos sobre las relaciones sociales, y adquirir habilidades para responder a la tensión emocional. Características que comienzan a desarrollarse desde la primera infancia.

- Uno de los mejores remedios contra la envidia es aprender a afrontar dichas situaciones con optimismo, centrando la atención en los aspectos positivos de la realidad.

- La envidia se produce casi siempre hacia personas que ocupan posiciones próximas, en relaciones que se esperan de igualdad, pero que se convierten en relaciones de desigualdad (asimétricas), en las que se ocupa una posición inferior que no se acepta. Por eso, para prevenir la envidia es preciso establecer desde la infancia relaciones adecuadas con los iguales.

- Para prevenir la envidia se debe aprender a relativizar las diferencias sociales y adquirir habilidades para elegir adecuadamente con quién, cómo y cuándo compararse, para evitar que dicha comparación tenga un efecto destructivo.

Es inevitable que envidien tus logros o tu éxito. Es por tanto inevitable que envidien verte brillar.

Cuando esto pase, no dejes de brillar, continua siendo tu mismo, sigue dando lo mejor de ti, sigue haciendo lo mejor, no permitas que te lastimen, no permitas que te hieran, sigue brillando y no podrán tocarte…

Porque tu Luz seguirá intacta.



BIBLIOGRAFÍA

Alberobi, F. Los envidiosos. Gedisa, Barcelona, 1991. Castilla del Pino, C. (Compilador). La envidia. Alianza Universidad, Madrid, 1994.

Díaz-Aguado M.J. Todos iguales, todos diferentes. Volumen II: Programas para favorecer la integración escolar, ONCE. Madrid, 1994. Dunn, J. Relaciones entre hermanos. Morata. Madrid, 1986.

Erickson, E. Identidad, juventud y crisis. Paidós, Buenos Aires, 1971. Goleman, D. Inteligencia emocional. Kairós, Barcelona, 1995

miércoles, 28 de noviembre de 2007

La ingeniería del coaching



(Publicado en Coaching Magazine nº 9. Marzo 2007 y Web corporativa de AECOP)

Volviendo a casa repasaba mentalmente la velada. La ceremonia de entrega del premio había sido muy agradable y la conversación con el ingeniero responsable del proyecto premiado, muy enriquecedora. Nunca me había fijado en las similitudes que existían entre nuestros mundos profesionales. La ingeniería y el coaching.

¿Cuántas veces intentamos explicar qué es el coaching? E incluso, ¿Cuántas veces intentamos resolver la eterna pregunta sobre cómo es un proceso de coaching de una manera simple y eficaz? Pues bien, yo gracias a la gala de hoy he descubierto que existe una forma sencilla y muy visual que utilizaré a partir de ahora y quiero compartir con todos.

Un proceso de coaching es como la construcción de un puente.

Maravillado por la imagen de ese gran puente y con mi curiosidad habitual, pregunté a mi interlocutor por los pasos que se siguen siempre en ese tipo de ingeniería civil. Su primera respuesta me enganchó pues tracé claramente el paralelismo.


“Lo primero, es conocer y analizar las necesidades y el objetivo”

A la hora de construir un puente lo primero que necesitamos es saber realmente las carencias de la zona para trazar el objetivo eficazmente. En general se hacen estudios de tráfico, se analizan las necesidades de los usuarios futuros y se determina la nueva vía a diseñar. En los casos en los que la vía tenga que atravesar relieves abruptos u orografía complicada, se plantea la posibilidad de flanquear estos “obstáculos” por medio de un puente, y así se determina la ubicación del mismo.

Cuántos procesos de coaching no habrán conseguido desarrollarse por no tener en cuenta esto mismo, pensé. En el arte del coaching es imprescindible el ojo clínico del buen profesional para separar realmente las creencias del cliente y conseguir dibujar un mapa mental de la situación aséptico. Debemos darnos cuenta de cuál es la necesidad de la empresa y de la persona, para fundamentalmente visualizar junto con nuestro coachee un objetivo específico, medible, concertado, realista y planeado por etapas. No debemos tener prisa en plantear o descubrir un objetivo. No nos sirve cualquier meta, el tiempo de nuestros clientes es muy valioso, pero más lo es el conseguir un desarrollo y unos resultados perdurables en el tiempo para él. Esto sólo lo conseguiremos cuando encontremos el verdadero objetivo.

“El estudio de la situación es el siguiente paso”

Puedes diseñar el puente más bonito del mundo, pero si no se tiene en cuenta la situación en la que irá comprendido seguramente no cumpliría con la mayor eficacia algunas de las funciones de su concepción. Pero no sólo en lo que al terreno se refiere. El estudio del terreno determina, fundamentalmente, la tipología de la cimentación a adoptar, pero no tanto la estructura en sí. Para determinar la tipología de puente que resulta idónea en el entorno, también influye la ubicación del mismo, si es metropolitano o no, y la longitud del vano a salvar, si es muy grande se recurre a puentes atirantados, colgados o puentes-arco como el premiado de esta noche, que son los denominados puentes de grandes luces.
También tienes que decidir en cuántos tramos divides la longitud total: a mayor número de tramos el cálculo del puente es más sencillo y la estructura del tablero, por donde pasan los coches, más barata, pero interfieres más en el entorno y puede resultar reñido con el fondo estético…

Realmente aquí es donde las similitudes entre el proceso de coaching y la construcción del puente son más evidentes. Una vez visualizado el objetivo debemos conocer qué y lógicamente quién va a sustentar nuestro proceso. Qué habilidades tiene, cuáles son sus puntos fuertes en los que nos apoyaremos. Y si, como en el terreno para nuestro puente, localizamos movimientos de tierras o estratos geológicos de reducida capacidad portante, tendremos que diseñar una buena cimentación profunda que alcance un estrato de mayor competencia.

Es básico que el proceso sea consistente y que sus cimientos sean sólidos y perpetuos.

En cuanto a la distancia de vano a salvar, debemos ser realistas. Nuestro cliente necesitará un proceso personalizado, pues no todo el mundo está preparado para conseguir un mismo objetivo en el mismo tiempo. A unas personas les parecerá un gran abismo la distancia que les separa de su objetivo y otras sin embargo creerán que lo tienen al alcance de sus manos. Nuestra contribución como observadores basa su excelencia en conseguir que tomen conciencia de la distancia real y motivarles para que entiendan que no hay ninguna distancia insalvable. Todo depende del puente que consigamos construir.

Por último, los tramos. Evidentemente, el objetivo final es nuestra meta a alcanzar, pero nos será imposible alcanzarlo de una vez. Deberemos diseñar las que serán nuestras metas de desempeño, es decir, las pequeñas metas que nos harán conquistar nuestra meta final u objetivo.

“Tras la recopilación de información es hora de pasar a la acción”

En cuanto a los pasos a seguir en la construcción propiamente dicha, una vez confeccionado el proyecto, con sus planos y sus cálculos correspondientes, se podrían resumir en dos grandes apartados, la subestructura y la superestructura.

La subestructura está compuesta por la cimentación y las pilas. Las pilas son las columnas que sustentan el tablero. Transmiten las cargas al terreno por medio de la cimentación. Se trata de elementos que siempre quedan por debajo del tablero, pero son fundamentales porque resultan la interfase entre la naturaleza y la mano del hombre.

La superestructura se compone del tablero y del resto de elementos estructurales situados por encima de la cota de rasante, como los arcos, los tirantes o las péndolas.

La subestructura del coaching sería nuestro plan de acción y las pilas, nuestras metas de desempeño. Éstas deben ser diseñadas por el cliente y cimentadas por el coach. Deben ser respetuosas con el medio ambiente, pero sobre todo, deben ser eficaces y desempeñadas en su totalidad. ¿Imaginas que pasaría si una pila se construyese a medias? ¿Y si la cimentación de un puente no se realizara en condiciones por falta de tiempo o de compromiso por ambas partes?. Nunca hay que subestimar la importancia de lo que no se ve.

Nuestra superestructura se basa en el apoyo, y la motivación. Seremos el catalizador que haga avanzar el estado de las obras, de tal forma que el horizonte se vea modificado por la creación de la nueva infraestructura. Y la labor del ingeniero no termina el día de la inauguración de la obra.

Las labores de mantenimiento también resultan cruciales para hacer perdurar la vida útil del puente. Debemos observar cualquier posible patología, estructural o funcional, y subsanarla a tiempo. La figura del coach, del mismo modo, se compromete a ilusionar al cliente y llenarle de confianza para que su camino esté bien iluminado y no dude en llegar al otro lado.

Si somos capaces de crear unas buenas y sólidas pilas o metas de desempeño, estas soportarán el peso de nuestro proceso y nuestro cliente podrá avanzar sin problemas hasta llegar a su objetivo.

Nunca lo olvides, él es el que construye su puente. Él es quien consigue los resultados. Nosotros sólo somos facilitadores. No intentes ser un coach-estrella. Por muchas canas que peines o por muchos clientes que hayan pasado por tus manos. La única estrella del proceso es tu cliente y se merece que tengamos a su servicio todo nuestro potencial y habilidades.

La importancia de elegir a un coach apropiado es como la de seleccionar al ingeniero idóneo. ¿De que sirve contratar a alguien sólo por el nombre de su firma? Lo importante realmente es la obra final, como en el caso de los puentes.

El resultado. Muchos clientes preferirán elegir un nombre y quizá les funcione. Otros preferirán buscar cuál es el ingeniero más adecuado para ayudarles a construir su puente. Estos seguro que conseguirán su meta.

Ayuden a construir muchos puentes, suerte y gracias.

Rubén Turienzo
www.rubenturienzo.com

martes, 27 de noviembre de 2007

Presentación





La vida es una continua aventura, donde cada día ofrece un conjunto de posibilidades que podemos interpretar de muchas maneras, yo prefiero enfocarlas siempre como un reto, una oportunidad para alcanzar la excelencia en cualquiera de las actividades que desarrollo.

Profesionamente mi día a día se enmarca dentro de las aulas, en un luminoso despacho y en las salas de reunión de mis clientes. Todos ellos espacios estimulantes donde mis capacidades se desarrollan al 100%.

En mi vida personal la escritura, los deportes y los viajes ocupan mi tiempo libre; el beneficio que me reportan repercute directamente sobre mi desempeño laboral; me aportan experiencias que extrapoladas a otros ámbitos representan soluciones creativas a los retos diaros a los que me enfrento.

A partir de hoy, inauguro este blog en el que iré subiendo mis artículos y mis pensamientos.

Gracias por estar ahí. Espero que os guste.