miércoles, 26 de marzo de 2008

Un poco de perspectiva



Qué refrescante es dedicarse durante unos días a cosas que no tienen nada que ver absolutamente con nuestro quehacer habitual.

Viajar hasta un nuevo país, conocer a gente nueva en una playa paradisíaca, ir a disfrutar de otros paisajes y culturas en un jeep, bucear con escafandra o bailar hasta la madrugada con un grupo de personas con un objetivo común, pasar unos días felices, simplemente son un estupendo antioxidante cerebral.

A quien me conocéis no os extrañará saber que también hablé de la gestión política con los cortadores de caña, del desarrollo de los directivos tanto en las zonas turísticas como en las agrarias, incluso que hice una sesión exploratoria de coaching y conocí al propietario de una gran escuela formativa española con el que espero proximamente colaborar. No se puede desconectar al 100%, o al menos yo no.

Sin embargo, esos pequeños momentos eran como el ralentí de un buen motor de inyección. Pequeñas dosis de energía que mi cerebro necesitaba para no perder el ritmo.

La mayor parte del tiempo me dediqué a contemplar las posibilidades, a visualizar lo que había aprendido y a intentar aplicar esas experiencias en mi vida y sobre todo, a disfrutar de pequeños placeres dificilmente explicables, como estar a kilómetros de la costa sobre un banco de arena, con el agua por los tobillos y ver como a un lado la bravura del atlántico golpeaba con su incansable oleaje y al otro lado, en apenas doscientos metros, el caribe aguardaba calmado y reflexivo.

Esa visión del mundo es la que me he alimentado este viaje, ambas formas de entender la vida habían generado un paraje increíble. La fusión de la rapidez y la energía junto con la paciencia y el reposo eran capaces de fascinar a propios y extraños. Sé que en ocasiones soy muy "atlántico" y aunque intento compensar esa balanza con personas como Antonio Moya, Markus Mark o Diana Rodriguez y su esencia "caribe" de sosiego y paz, espero que gracias a este viaje en mi cerebro ya tenga un clip visual al que aferrarme y un conjunto de sensaciones que recordar cuando intente estar de nuevo en ese banco de arena.

Viajar es sano, es gratificante y te depara miles de enseñanzas. Sólo debes querer aprender de ellas y desear aplicarlas en tu vida.

¡Feliz regreso de Semana Santa, esto vuelve a funcionar!

www.rubenturienzo.com

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