lunes, 15 de septiembre de 2008

Snatch

Una de las personas que más fervientemente lee este blog, el gran cántabro, me pidió hace días que hablase sobre esta película un lunes y lo cierto es que a pesar de que la idea es hablar de cintas que estén en el cine en la actualidad, la verdad es que no me parece mala idea que de vez en cuando haga una reflexión sobre una de las aventuras que más me gustaron de los últimos años.

En mi actitud devoradora de cine, suele ocurrir que haya visto todas las películas que la cartelera ofrece (incluidas aquellas que no vería ni un domingo después de comer), así que termino entrando a cualquier sala para ver qué me ofrecen. En esa situación estaba cuando una sorprendente "Lock, Stock and Two Smoking Barrels" me descubrió a un novedoso director (Guy Ritchie) y a una manera original de contar historias. Comencé a buscar... pero no fue hasta dos años más tarde cuando llegó su momento.

En el año 2000 se estrenó en todo el mundo "Snatch, cerdos y diamantes" que seguía la esencia de su predecesora pero con varias diferencias notables. La primera es que tenía más dinero, la segunda es que tenía mucho más dinero y la tercera... que con tanto dinero, tanto talento y una buena historia, el resultado fue fantástico.

La trama era relativamente rocambolesca: Franky es un ladrón de diamantes que tiene que entregar una enorme pieza a su jefe Avi, pero en el camino es tentado por Boris para apostar en un combate ilegal de boxeo. En realidad, es una trampa para atracarle por lo que, cuando Avi se entera, contrata a Tony para encontrar a Franky y el diamante. Pronto se descubre el triste destino de Franky, y la caza y captura de la gema desaparecida lleva a todo el mundo a un juego de locos que corre el riesgo de descontrolarse, donde el engaño, el chantaje y el fraude se mezclan de forma sangrienta con perros, diamantes, boxeadores y gran variedad de armas en una caótica merienda de negros.

Dirigida con el estilo de Ritchie, es decir, ritmo trepidante y trucos visuales como el buen uso de la cámara lenta; la cinta cuenta con un acertado guión lleno de diálogos cínicos y repletos de humor negro, y situaciones delirantes (impagable el atraco a la casa de apuestas, o la escena de los atropellos, o la explicación de cómo deshacerse fácilmente de los fiambres empleando para ello una granja de cerdos).

En el reparto encontramos actores conocidos como Del Toro o Pitt, y colaboradores habituales de Ritchie como Jason Statham, Jason Flemyng o Vinnie Jones. Aunque todos están a buen nivel, destacan sobre todo Brad Pitt haciendo de gitano boxeador y Rade Sherbezjia haciendo de mafioso ruso.

Todo ello acompañado de buena música, con canciones de Oasis, The Specials o Madonna (inevitablemente, qué pena para el cine lo de Ritchie con la cantante).

En fin, pero pasemos a lo que realmente nos aporta esta historia en nuestras enseñanzas.

1. Las oportunidades ni se crean ni se destruyen, sólo se transforman.

Estamos acostumbrados a que los expertos en management nos digan una y otra vez aquello de que debemos crear oportunidades. ¿Pero realmente está en nuestra mano crearlas de la nada? Yo creo realmente que nos aproximamos mejor a la realidad si hablamos de transformar el escenario en oportunidades. Una sencilla diferencia, pero que cambia completamente nuestra manera de plantearnos las cosas.

Y es que las cosas cambian cuando dejamos de pensar en qué podemos hacer para alcanzar X y comenzamos a meditar para qué nos pueden servir A, B y C en nuestro camino de alcanzar X.

Debemos observar realmente todo el escenario, comprender todos los movimientos y personajes de la partida y entonces podremos definir, cómo podemos trasformar esa situación en una gran oportunidad.

No dejes que que los árboles no te dejen ver el bosque.

2. No dejes las cosas al azar.

Cuantas veces nos movemos cual Harvey Dent tirando una moneda al aire y esperando que las cosas simplemente nos salgan como nosotros esperamos. Pero esa actitud tiene un problema, o más concretamente el 50% de problemas.

Si sabemos que nuestro engranaje es débil en algún punto (como el vicio por el juego de Benicio del Toro) no podemos esperar a que no se encuentre con nada que lo haga saltar y fallar. O eso llevará por tanto una destrucción o al menos una paralización de la maquinaria.

3. Debemos ser rápidos en nuestras decisiones, no imprudentes.

Ser rápidos no significa ser imprudentes. Aun teniendo localizada y analizada la situación y testeados y resguardados nuestros puntos débiles, podría pasar que algo no saliera como habíamos planeado. Pues bien, ya vimos el otro día que la falta de comunicación o de respuestas genera incertidumbre, la incertidumbre nos lleva al miedo... (si, ya sé que al final terminamos en el lado oscuro) Pero que sepamos esta realidad no significa que debamos precipitarnos en nuestras decisiones.

No des nada por sentado y reevalúa los posibles escenarios que te puedes encontrar. Cuanto más preparado estés, mayor rapidez de respuesta podrás emplear. La improvisación va de la mano de la imprudencia.

4. Reúne a los mejores

Nunca olvides que rodearse de un equipo brillante nos convertirá en líderes brillantes, ni la famosa sentencia del señor Nader "la función de un líder es generar más líderes y no más seguidores" que tanto repito en mis clases y conferencias.

En la película si algo podemos observar es que las compañías ineficaces suelen comenzar por un personal poco eficiente. Busca siempre que las personas sean las más capacitadas para sus puestos de trabajo, motiva e incentiva para que no se relajen y den siempre todo su potencial. Sin látigos, con sonrisas. Pero sobre todo, se exigente y ayuda a desarrollarse a aquellas personas que pueden lastrar el objetivo final. Si no lo haces, acabarás pagando la factura.

5. Controla que tu perro coma bien

...o sin duda será el comienzo de una historia asombrosa.

Podríamos hablar de muchísimos más detalles que esta película me inspira, pero en fin, que una vez más el post de los lunes se me ha ido de las manos. Espero que disfrutéis de la cinta, que veáis todo aquello que os cuento y que descubráis todo aquello que yo no vi.

Feliz semana.

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